martes, 20 de octubre de 2015

Recuerdos de Alem


Un día de 1904 un grupo de colonos de picadas vecinas se aventuró y se instaló en un lugar donde estaba todo por hacer. La idea era unir Cerro Corá y San Javier. Se hizo el trazado de las calles y la ciudad no paró de crecer.



LEANDRO N. ALEM. Visión nunca les faltó y coraje menos. En sus mentes, el pequeño grupo de inmigrantes, vio dónde se trazaría la gran avenida, bautizada tiempo después con el nombre del Padre de la Patria. Imaginaron que esa cristalina agua de vertiente llevaría el nombre de Arreame, allá en 1904, y que podían ser los fundadores de una pujante localidad testigo del progreso de la Tierra Colorada

Entre Cerro Corá y San Javier

En aquellos tiempos, el agrimensor comisionado por el gobierno de Lanusse, era la persona más requerida, pues había que trazar una nueva picada que uniera las existentes, Cerro Corá con la de San Javier.

Y desde esta perspectiva, con la consigna primaria de reflotar la memoria de aquellos visionarios que se asentaron en 1904, un grupo de vecinos de esta ciudad comenzó a reunirse para generar una gran “movida cultural” tendiente a, en primera instancia, el rescate de valores autóctonos de la comunidad, acompañado por la gestación de un justo y merecido homenaje a quienes fueron los colonizadores de la hoy “Capital del Tabaco”.

De esta manera, instituciones, vecinos y gobierno, se reunieron el pasado viernes en las instalaciones del Concejo Deliberante de esta ciudad en una primera convocatoria para realizar un programa tentativo de conmemoración del centenario de la llegada de los primeros colonos a Leandro N. Alem.

En la oportunidad se comenzaron a plasmar diferentes ideas, quedando hasta ahora firmes, un proyecto que elaborará un grupo de docentes a los efectos de realizar un concurso de preguntas y respuestas entre las diferentes escuelas de la ciudad sobre la historia de la ciudad; y otro articulado por la Asociación Literaria Alem (Ala) referido a un concurso de poesías y cuentos sobre Alem.

También se pusieron sobre la mesa diferentes ideas tendientes a la realización de un libro histórico, por lo que en los próximos días se tratará de contactar a personas involucras en las investigaciones históricas para que puedan asesorar a los escritores locales sobre las metodologías para esta obra literaria.

Año a año

No hay exactitud en cuanto a fechas ciertas del “desembarco” de los primeros colonos, pero se puede tomar como referencia histórica el decreto del Poder Ejecutivo Nacional de 1904 y la nota número 658 del 5 de noviembre del mismo año donde el entonces gobernador Lanusse manifestó la recepción efectiva de esa norma nacional y deja constancia que se iniciaron los trabajos tendientes a la instalación de colonos en la nueva picada de Cerro Corá a San Javier. Ése fue el propósito de la reglamentación nacional y estaba directamente relacionada a la unión de las picadas existentes como las de Candelaria o Cerro Corá y las que nacían en Posadas, con las márgenes del río Uruguay y la picada San Javier (existente ya desde finales del siglo XIX).

Según las diferentes cronologías de autores de la historia de Misiones, sería en el mes de noviembre de 1904 cuando los primeros pobladores, provenientes en su gran mayoría de Bonpland, comenzaron a asentarse en la zona e instauraron el basamento inicial sobre la avenida San Martín, en una intersección imaginaria entre las calles República Argentina y Vélez Sarsfield. Las audaces familias fueron los Potschka, Tschirsch, Jansak, Reschke y Kruger. Según el libro del profesor Walter Díaz, por el otro lado, ingresando por el kilómetro 32 de la actual ruta provincial 4 llegaba Jacobo Scholles.

La primera comisión de fomento data del 9 de enero de 1929 bajo la presidencia de Ángel Corti. A quien sucederían, el 11 de enero de 1931 Emiliano Maidana; el 5 de enero de 1933, Eugenio Hidalgo; el 18 de abril de 1933, Cristian Castenschiold (por dos períodos); el 5 de febrero de 1937, Juan Solari; el 18 de enero de 1939, Emilio Grobli; el 5 de marzo de 1942, Germán Kordts; el 13 de enero de 1945, José Pedrotti.

El 2 de octubre de 1945 asume como interventor municipal Alan Stevenson, y el 5 de junio de 1946 se convierte en presidente de la Comisión de Fomento el doctor Leopoldo Almira. Nuevamente el 22 de mayo de 1947 asume como interventor Stevenson hasta el 18 de junio de 1948 cuando es electo presidente de la comisión de fomento.

A partir del 30 de octubre de ese año, por decreto de la Gobernación del Territorio Nacional de Misiones, se dejan sin efecto las comisiones de fomento y se instaura la figura de un Concejo Municipal, siendo el primer comisionado, a partir del 17 de noviembre de 1950, Francisco Ripoll.

Ya el 9 de mayo de 1961 la localidad estrena por primera vez un intendente, siendo una municipalidad de segunda categoría, recayendo el cargo en Pedro Graffner (h) a quien lo acompaña un Concejo Deliberante presidido por Delfino González.

Fue don Delfino González (conocido por los vecinos de Alem como “Pancho”) quien inauguraría con su primera intendencia el 25 de mayo de 1973 la recategorización del municipio.

Desde la presidencia del Concejo Deliberante, acompañó la transición, el profesor Félix Manuel Durán. Esta fórmula de alguna manera resistiría el embate del golpe militar del 24 de marzo de 1976, ya que si bien en ese momento asume como interventor el comandante José Irala, a quien lo suceden el 25 de junio Adolfo José Sartori y el 27 de octubre del mismo año Ceferino Rey Leyes, el 9 de enero de 1978 asume nuevamente González como intendente municipal y Félix Manuel Durán como secretario de Cultura, acompañándolos en la secretaría de gobierno Mariano Arjol y en Hacienda el contador Napoleón Thoux, obviamente sin Concejo Deliberante por el imperante sistema de gobierno militar.

Con la llegada de la democracia, el 10 de diciembre de 1983, se hace cargo de la que sería su primera intendencia, el profesor Pablo Andersen; en 1987, don José Gunther; en 1991 nuevamente Andersen; en 1995, Carlos Alberto Jarque; en 1999, por tercera vez, Pablo Andersen quien entregó la jefatura comunal a Waldemar Wolenberg que luego de su doble mandato seria entregado a Don Diego Horacio Sartori

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